Animarse, cambiar, descubrir... Todo esto forma parte del proceso que cualquier persona atraviesa cuando está definiendo su futuro o descubriendo su vocación.

Muchas veces puede suceder que no sepamos lo que queremos. Y sí ...no tiene nada de malo. En otros casos, podemos tener claro el camino a seguir pero se nos presenta un panorama bastante gris.

Es muy común que algunas personas frente a presiones externas o propias se paralizan y no saben para que lado encarar.

No siempre tenemos las ideas tan claras pero tampoco es bueno sentarse a deshojar margaritas, porque puede suceder que mientras "perdemos tiempo" aparezca la oportunidad de nuestra vida.

Recomendación: sepamos o no lo que queremos hacer, estemos o no seguros de nuestra elección, lo único que vale es la dedicación, esfuerzo y foco que pongamos en cualquier camino en el que nos iniciemos. Infaltable una buena dosis de empuje, serenidad, iniciativa, capacidad de organización y pasión. Si a esto le sumamos corazón e intuición, cualquier cosa que emprendamos será más sencilla.



1 comentario:

Lara Garcìa Costanzo dijo...

Hola Fernanda,

Hacia mucho que no pasaba por aca.
Me siento muy identificada con la tematica de esta columna.
Aunque ahora se muy bien lo que quiero en cuanto profesion, estube perdida durante demasiado tiempo (fue por eso que deje la facultad en aquel entonces).
Ahora que retome el rumbo de mi vida lamento mucho el tiempo desperdiciado. Sin embargo me doy cuenta que la experiencia me sirvio para encontrarme a mi misma, meditar y darme cuenta de lo que quiero.

Lara


-