Hay algo que no siempre se tiene en cuenta ni se le da importancia en el momento de hablar sobre el desarrollo profesional y es el tema de valores.

Los valores que una persona tiene, su don de gente, su capacidad para ponerse en el lugar del otro, su compromiso y la pasión con que emprende cada desafío no son transferibles. Conforman algo muy difícil de aprender desde lo formal. No hay curso, universidad ni maestría que valga.

Pocas veces se da que una persona cumpla con los requisitos técnicos, de conocimientos y experiencia y que además sea un referente querido por sus pares, sus colegas y que viva de acuerdo a valores como el respeto y la honestidad. En este setido recomiendo la lectura del trabajo titulado Anclajes de la vida profesional y valores en el trabajo de Luis González Fernandez (Universidad de Salamanca) y Luis Arciniega Ruiz de Esparza (Instituto Tecnológico Autónomo de México) donde investigaron el tema entre alumnos del último año de la Lic en Administración y Gestión de Empresas de la Universidad de Salamanca. Otro trabajo que vale la pena detenerse a leer es el de Alvaro Feuerman, Los valores en las organizaciones.

Vivir con valores no es algo fácil. Y encontrar un lugar donde sintamos que compartimos los mismos valores es aún más difícil. Hay que proteger y estimular conductas que reflejen valores compartidos. Creo que es el momento de replantearnos si queremos solamente desarrollarnos profesionalmente o ser desarrollarnos como personas que son profesionales. Hay una diferencia y no es precisamente poca.

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