Hay un tema que me parece que habitualmente suele ser minimizado cuando evaluamos una oferta u opción laboral y es el tema de la edad o la diferencia generacional que puede existir entre nosotros y nuestro jefe, compañeros o subordinados.

Cada día conviven más grupos generacionales diferentes en las instituciones o empresas. Desde las 4 generaciones que identifica Cristina Simón, profesora del Instituto de Empresa (IE), en Madrid, hasta llegar a los que además forman parte de alguna tribu urbana, fenómeno que parece haber explotado mediáticamente en los últimos tiempos en nuestro país.

Sin duda la clave para una mejor convivencia está en la aceptación de las diferencias y en comprender que cada grupo tiene expectativas, ideas y actitudes distintas pero que pueden ser complementarias. Ojo, tampoco soy tan ingenua como para pensar que siempre estas diferencias se pueden zanjar. Por ejemplo, una vez sufrí (y en el sentido más literal del término) tener un jefe con quien era imposible dialogar porque además de una distancia generacional existía una diferencia de criterios, visiones y estilos que estaba íntimamente relacionado con las distintas experiencias vividas, edades y expectativas. En este punto es cuando creo que lo que se da es también un tema de liderazgo. Ambas cosas sumadas son una bomba de tiempo...

Hay varios artículos que enfocan especialmente el tema del liderazgo y algunas experiencias . Me parece que la clave está en buscar la vuelta, la herramienta o el ámbito a partir del cual se pueda sacar lo mejor de cada uno. Esto envuelto en una dosis de humildad y apertura mental puede ser el disparador inicial de una relación que derivará en fructífera o mortífera.

1 comentario:

TBC3D dijo...

...en mortífera. Los siento mucho, pero mi experiencia me dice que la humildad en estos casos no hace nada. Si tienes algo que decir, dilo a pesar de quien sea tu opositor(jefe, superior, compañero con ciertos atributos, etc), porque si te callas, ahí te quedas. Claro que al abrir la boca puede que no guste la idea a quien la escucha, que por lo general, y en estos casos, puede que peligre su puesto por ello y/o tenga que compartir luego cartel contigo.

Entonces deberías medir tu puntuación a favor y en contra en ese momento. Ya que si la jugada te sale mal, pierdes, y si sale bien, ganas un brindis, pero te esperan días hostiles en la empresa, sobre todo por la presión que ejerce llevar a la práctica tu nueva teoría.

Ahora bien, haz conseguido tu objetivo. Necesitas cierta mano dura para "doblegar" a quien no comparta tu idea. ¿Porque los capataces son tan odiados? ¿porque pegan a su mujeres e hijos? no. Es porque llegaron a capataces.
Ellos son seres humildes en la sociedad que los rodea, pero no en su puesto de trabajo, no pueden, sería bajar el escudo y soltar la espada.

Ahora bien, si la jugada te sale mal, búscate otro trabajo y mientras dure la estancia donde estás, llámate a silencio, porque pueden convertir tu estadía en un infierno.

Y si como tercera opción pretendes convivir con un jefe que tiene igual de fuerte las ideas que tú, vas por mal camino. Si eres líder y te has dado cuenta de ello, felicitaciones!

Ahora solo te queda encontrar una empresa, y un puñado de personas que crean en ellas y te sigan. Ser líder es más duro que ser peón de tablero, pero más gratificante al final. Si lo consigues, cuídate las espaldas.

Mi contra carta a la tuya no es ley de vida total. Claro que hay términos medios, estoy seguro que si mi jefe fuera el papá de pinocho, ese viejito bonachón, me haría caso y le pondría al muñeco los clavos de titanio que son más resistentes y productivos. Pero la realidad es otra.


Te repito que es mi experiencia.

Un saludo.


-